Arabesque Shawl

Arabesque Shawl. Con lo bien que sonaba y de quién provenía la propuesta... ¡Qué rápido dije que sí! ¡Y qué meses me ha dado!  

La verdad es que todo empezó porque recuperé de mi baúl lanero mi madeja querida de Schoppel Wolle. Mi intención era tejer con ella unos calcetines para mí, pero investigando por internet vi que quedarían demasiado dispares para mi gusto. Dándole vueltas a qué hacer con ella, apareció en escena Sarah, mi Pepita Grilla. Apareció con el proyecto del chal que empezaba a tejer para ella... Y caí en sus redes. No le costó mucho, facilona que es una en cuanto a labor se refiere.  

Mi primer chal y la primera labor que me ha hecho cultivar la paciencia de verdad. ¿Por qué? Porque no he sido capaz de tejerla sola. No he sido capaz de darme la calma y aliento necesarios para tejerlo en soledad y a mi ritmo. Ha sido una labor que empezó en agosto y terminó a finales de octubre. Una labor que Sarah me ha dictado en voz alta punto tras punto. Sí, sí, como lo leen ustedes. Dos derecho, revés, ssk, vasta... Y así hasta completarlo. Quedando todas las semanas con la "misión arabesque" A ella le daba la risa porque veía cómo debía calmar mis ansias. Porque ella sabe que no soy de tener labores a medias y empezar otras. Porque ella conoce mi pasión por la inmediatez. Pero esta vez, no ha habido más remedio que dejar el chal para mis ratos con Agulla Llanera y estando sola elegir otras labores. Calcetines venid a mí. 

Es cierto que los colores de esta madeja son absolutamente mágicos pero, sobre todo, no perdáis detalle del calado. Es una obra de ingeniería, y queda mal que lo diga la misma tejedora, pero Sarah tenía razón en que el dibujo resultante es realmente una maravilla. Enamorada estoy de él. Sé que con el paso del tiempo agradeceré a mi pepita la propuesta, sin olvidar la dureza del proceso. Sin ella, imposible. Gracias a ella todo, acabarlo y tener en el recuerdo cada momento en que la he visto desternillarse de risa. Cada punto perdido, cada vuelta de más de 200 puntos con un error que deshacer y ¡vuelta a empezar! ¡Cuántos momentos juntas con el Arabesque, Sarah!

Como ha sido como la obra de la Sagrada Familia para mí, decidí que la sesión de fotos debía rendirle homenaje y ser también lo más especial posible. Conocedores sois de mi cabecita loca, que arde siempre en cosas nuevas, pensé en Lily. Tras ese nombre se encuentra Mireia Serra, una artista local que va dejando huella en la ciudad y te encuentras con maravillas como las que han servido de escenario a mi sesión de fotos. Después de ellas, he decidido ir resiguiendo su obra, labor terminada en mano, e ir mostrándoos sus increíbles murales. ¡No le perdáis la pista! 

Una vez en mis manos, rematado, lavado y bloqueado, es como mi alumno preferido. Deseando que llegue el frío estoy para poder lucirlo bien orgullosa. Y cuando pregunten, quitármelo, extenderlo y enseñar ese calado tan preciso, tan matemático. Si os animáis, el patrón está gratuito en el Ravelry de Corinne Ouillon. Tal vez, la mayoría de vosotras no necesitéis una Pepita Grilla que os dicte la labor, si es así ¡tejedlo ya!