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lunes, 18 de enero de 2016

Mis libros diarios

Enero siempre sirve para poner un poco de orden. Es como el mes del cumpleaños. Siempre recordando la nueva edad, para no decir la vieja. Igual en enero.
Para los que llevamos un diario, cambiamos de fecha. Para los que controlamos gastos, kakebo nuevo. He pensado este post por si alguno de vosotros se decide a iniciarse en uno de estos dos mundos, literarios o económicos.

Este 2016 será mi tercer Kakebo. Cada noche sigo anotando los gastos diarios, tras tres años de constancia no está nada mal. Me gusta a fin de mes comprobar si he cumplido objetivos, en qué partida me he desviado más, el ahorro conseguido… No soy una persona derrochadora, para nada, pero sí controladora de mis gastos. Por ello me parece una técnica perfecta para mí.
Los primeros días del año ya es tradición hacer el análisis que te brinda el libro japonés. Gráficos y estadísticas de los niveles de gasto y de su tipología. Si os cuesta llevar un control de por dónde se os escurre el dinero, Kakebo es lo ideal. Evidentemente, no es mágico. Ni mucho menos. Los que anotáis en él sois vosotros, y por tanto la voluntad final de cambio es vuestra. Vale la pena probarlo. Un año más seguiré ahí constante. Además, Blackie Books cada año mejora la edición, así que estupendo.
Por otro lado, y de obligado cumplimiento para mentes inquietas, está el One Line a Day. Inicio el segundo año del diario, por lo que leo exactamente qué paso el mismo día del año anterior. Es como si cada día se cumpliera una efeméride de un hecho o de un sentimiento. Recordar diariamente qué fue de mí en un día como hoy. No sé yo si va a ser tarea fácil rememorar tantos momentos del 2015, no sé yo… Tal vez sirva para mejorar el año, me digo.
Para alguien que ha escrito siempre diariamente, no es nada extraño terminar el día bolígrafo en mano soltando la inquietud de la jornada. Para alguien como yo es necesario, vital. Trascendental dejar constancia de mi andar por el mundo. Quién sabe, si algún día tengo descendencia, y mis nietos leen los diarios de su abuela. Descubrirán esta cabecita loca que nadie conoce en profundidad. Porque no nos engañemos, lo que se escribe en un diario, nadie más lo conoce con tanta certeza como una misma. Nadie más.
Leyendo estos días el diario de Zenobia, como hice con el de Marga, me doy cuenta de que la escritura de este tipo de libros nos une. Nos une en el tipo de sentimientos que evocamos, en la enumeración exacta de actividades. Como si fuera necesario detallarlo todo, para que nunca caiga nada en el olvido.
Es cierto que el formato del One Line a Day es de cuatro líneas. Espacio escaso para tanto que soltar. Por ello siempre hay un plan b donde seguir con la historia, donde anotar la vida que no cabe en cuatro en líneas.

2 comentarios:

  1. Cómo me gusta lo organizadica que eres chiquilla. Yo he empezado un par de cosas también, pero hasta no llevar unos cuantos meses de manera consistente, no pienso decirlo en algo, que ya me conozco jajajaja...

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    1. jajajaaa soy mari-organización!!!! Cierto, demasiado organizada diría. Espero ansiosa ver en qué te aventuras ;)

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