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lunes, 12 de agosto de 2019

Alcanza con que estés

Hace años me dijeron que no había suficiente con querer. Que el amor no lo era todo, afirmaron. Si hubiera leído a Vilariño en aquel momento se hubiera confirmado mi firmeza de que sí valía. Pero no la leí entonces.

Se enamoró de Onetti en una sola noche. “Me enamoré, me enamoré, me enamoré”, decía. Lo amó por encima de todo. De los años, de las pérdidas, de los silencios, de las mujeres. De la soledad que él le administraba. Del dolor, “conocía la manera de retorcerme el corazón”. Pero ella siempre regresaba. Él aseguraba que "eso" no era amor, sino, tan solo, una historia literaria. Cómo podía decir algo semejante con todo lo que la poeta escribió de él y para él, se pregunta una y se repite la afirmación con la que ha empezado.

Lo amó de manera incondicional, apasionada y leal. Como él decía: “cuando una mujer se siente amada se entrega como una niña y es feliz como una niña.” Y se entregó más de cuarenta años. Aunque hubieran otros hombres, otra vida, otras rutinas. Existieron veranos “ y me deja / ahí deshecha / amor / sola ahí / tu abandono.” Le pidió limosna “abre la mano y dame/ la sucia sucia miga / como si el dios si el viento / si la mano que abre / que distrae el destino / nos concediera un día.” Le bastaba con que fuera testigo, juez y Dios “alcanza con que estés / en el mundo”. 

La vida seguía y crearon una relación epistolar mientras no se disfrutaban en viva piel. Como dejó caer entrelíneas el escritor, en Los adioses, “… apretando la carta con aprensión y necesidad de confianza, como si le fuera imposible prever la forma, el dolor y las consecuencias de sus heridas.” La vida seguía.

Sitges, octubre '18.
Idea Vilariño tenía conciencia de la realidad, aunque el amor sí fuera suficiente. El amor poderoso ante cualquier vivencia, como un credo, una misión, un anhelo. Se llamaba a ella misma ansianhelante. Pura intensidad para desear, amar y esperar, sobre todo esperar. “Te estoy llamando / amor / como al destino / como al sueño / a la paz / te estoy llamando / con la voz / con el cuerpo / con la vida / con todo lo que tengo / y que no tengo / con desesperación / con sed / con llanto / como si fueras aire / y yo me ahogara / como si fueras luz / y me muriera.” Idea: entrega, carne, sangre y lágrimas. 

Le dijo adiós en innumerables ocasiones. Como si fuera un huésped “No sos mío/ no estás en mi vida / a mi lado /…/ ni vivís para mí.” Decidió que Ya no, “No me abrazarás nunca / como esa noche / nunca. / No volveré a tocarte. / No te veré morir.” Pero aun así sabía que seguiría esperando, “ven / o no vengas / yo / me estoy aquí / esperando.” Reconociendo y “pensando no pensando / en tu amor / en la vida / en la soledad que es / única certidumbre.” Porque sabía que ese era el amor de verdad, el amor de su vida.

Aunque Onetti pusiera un océano de por medio. Aunque dictaminara los silencios. Aunque echara el insecticida anti-taladro, para acabar con la oruga verde del geranio, aunque luchara para que no se comiera sus hojas; la oruga resurgiría, siempre, siendo simplemente oruga o mariposa. Porque no se puede luchar contra ese hambre. Porque Vilariño fue incondicional. Porque a mí me dijeron que con el amor no bastaba, pero sí bastaba. Me dijeron que con el amor no bastaba y se fueron. También se fueron, Idea.

Idea decía que no es lo mismo el silencio con mar que sin mar. Sitges, octubre '18.

2 comentarios:

  1. Últimamente, escucho mucho hablar de esta poeta, Idea Vilariño, no sé si por una efeméride o algo. Una poeta a la que, reconozco, no conocía... así que tampoco sabía nada de esta historia suya con Onetti.
    Gracias por esta entrada, nunca te acostarás sin aprender algo nuevo :)
    ¡Saludos!

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    1. Totalmente recomendada su lectura. Yo tampoco la había leído y ahora me acompañará siempre. Un abrazo.

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