A menudo nos repetimos que las cosas solo son cosas. Y lo hacemos, como un
mantra, para hacernos fuertes y ser capaces de desprendernos de ellas. Para
hacer sitio, para que entren otras nuevas en su lugar, para volver a empezar…
para eso también hay gente que se desprende de las cosas.
Los que me conocen lo saben, los que no ya os lo digo ahora: soy apegada. Y
mi apego va de las cosas, a las personas, a las palabras y hasta al color del
cielo en el que la vida se acontece. Soy así. Por ello mismo, recopilo muestras
que hablan de mi pasado y del pasado de los míos.
Hace unas semanas Amaia, nos
hablaba de sus 5 cosas y me vino a la
mente este post. Recordar alguno de mis tesoros y compartirlo con vosotros. Narraros
un poco su historia y que podáis imaginarlo y ponerlo en contexto.
Las reliquias nos sitúan en otras escenas, provienen de momentos en que ni
tan solo había pensamientos de existir, nos ayudan a formar recuerdos y a
indagar un poco más en ese árbol genealógico nuestro.
De niña muchas tardes merendaba pan tostado con mantequilla. Simplezas,
para mí grandes delicias, que preparaban mis abuelos paternos, previas a toda
una tarde a su vera. Recuerdo sentarme atenta ante el reloj de pared. Absorta
mirando su péndulo con el plato de mi merienda en las rodillas. Ahí aprendí la
dinámica de las horas. Con sus cuartos, su tic
tac y la cantinela de sus horas en punto. Ahí me enamoré de ese sonido y
desde entonces SIEMPRE he tenido en mi cuarto un reloj que hiciera tic tac. Siempre he necesitado esa
música para relajarme y así poder dormir. Herencias.
Durante mis meriendas mi padrí
cenaba en la mesa de la cocina. Cenaba casi a la hora de mi pan con mantequilla.
Su pan con queso, queso del Pirineo catalán, siempre siempre. Todos atentos a
las horas que nos brindaba la gran reliquia familiar paterna. El reloj. Este
fue puesto en las herencias desde el primer momento a nombre de mi padre. Tanto
a él como a mí nos fascinaba ese inmenso artilugio de bronce. Ese reloj que
bajó de las montañas
pallaresas y que lleva en nuestra familia cuatro generaciones. Sí, como
leéis. Lo heredé yo en vida, ya es mío. Y aunque en estos momentos no tengo
espacio para oírlo sonar, sé que algún día volverá a darme las horas y a
traerme el olor de ese pan tostado mientras Modesto anunciaba los cuartos.
Esos son los vestigios que nos definen, los que escriben nuestra historia
en base a esos recuerdos, a esas fotografías de nuestros abuelos a la mesa, ese
olor del pan, ese sonar las cinco de la tarde. Esa necesidad más de treinta
años después de escuchar el péndulo y volver al valle de dónde vino. Tesoros con
más de un siglo en mis manos. Tesoros que han unido a un padre y una hija por
un mismo amor. Amor a una música procedente de un legado familiar.
Igual que el reloj; la boina de mi abuelo materno, mi pastor,
o el libro de canciones del colegio de mi padre o las sábanas bordadas por mi
madre aun siendo una niña. Todo ello permanece conmigo. Los hay que dirán que
tengo un Diógenes creciente, los que creerán que debo tratarme este apego
desmesurado… Yo solo sé que son las trazas de mis ancestros que me hablan de
dónde vengo.
¿Os llega ese tic tac? ¿Y el olor del pan? Buscad entre les vuestros y
guardad algún trocito de historia. Tal vez los que vengan detrás también
quieran saber…
Molt maco Estheri, com tot el que escrius! Però des del meu paper de germana gran-petita, necessito demanar-te que deixis de mossegar-te les ungles!!
ResponderEliminarGràcies bonica meva. Tema ungles... ja saps, no crec que tingui remei... sorry!!! Aiiixxx no hi puc fer més!!!
EliminarNo puedo creer que haya tardado tanto en leerte. Lo cierto es que vi la foto de las sábanas,leí que habían sido bordadas por tu abuela y quería leerte tranquilamente, sin prisas.
ResponderEliminarMe ha encantado cómo lo has hecho, tan descriptivo,precioso. Y qué voy a decir yo, que me siento hinchada de haberte dado una semillita para que escribieras esto. Menuda planta has hecho crecer nena ;)
Preciosa, es bonito que los posts de otras personas te hagan pensar tanto. Llegar a conclusiones propias y querer compartirlas. Por ello vale la pena seguir leyendo a los que te inspiran. Y mira que tengo una crisis bloguera de pensar que nadie lee y a nadie le interesa. Pero llegas tú y le das a la luz de nuevo. Gracias. Un abrazo.
EliminarNo ho pensis això Esthereta. A mi també em passa al Facebook i moltes vegades penso perquè coi perdo el temps escrivint. Jo més aviat crec sí que et llegim i que no tenim temps d'escriure't com et mereixes, amb calma, pensant les paraules, pacientment. Ja saps que de vegades t'escric atropelladament, gairebé sense sentit, però estic convençut que et llegim. Al menys jo sí.
EliminarAlbert