Larga es la lista de escritores, periodistas, fotógrafos, pensadores,
escultores, pintores… Hombres y mujeres venidos de todo el mundo que se
agolparon como voluntarios en el frente durante la Guerra Civil. Gran parte de
ellos desconocidos aquí, otros, parte de nuestra historia literaria previa y
aún con más cariño después.
La ilustradora británica Felicia Browne se alistó en el ejército republicano en verano
del 36. Perdió la vida en su primera misión y nunca más tuvo en sus manos el
grafito ni el carbón vegetal. Se sabe que fue inspiración para García Lorca y
hoy en día sus dibujos se pueden ver en el Tate Britain de Londres. John Cornford, poeta británico, también falleció durante nuestra
guerra. En sus meses como brigadista no cesó de escribir poemas a MargotHeinemann, historiadora también británica, de la que estaba perdidamente
enamorado. Nos quedan sus palabras como testigos. Kati Horna, fotógrafa húngara, una de las pocas mujeres que
retrataron el frente, no solo sacó su cámara Robert Capa. Consiguió salir con
vida y se exilió a México. La escritora holandesa Fanny
Schoonheyt, el poeta surrealista francés Benjamin
Péret, la pensadora francesa Simone
Weil… hasta Eric Arthur Blair, nuestro conocido George Orwell.
Todos ellos, junto a otros muchos, conocidos o no, tienen en común que
coincidieron en el mismo frente de combate durante la Guerra Civil.
Compartieron terror en el frente de Aragón, vivieron la Huesca sitiada, lucharon
de Siétamo a Barbastro.
El 17 de febrero de 1937 Orwell llegó al frente aragonés alistado en las
milicias de POUM.
Allí, aunque tuvo un permiso durante el que visitó Barcelona, estuvo hasta el
20 de mayo. Fecha en la que fue gravemente herido. Pasó por los hospitales de
Siétamo, Barbastro, Tarragona, incluso en Lleida estuvo cinco días. Pero, dada
su gravedad, fue trasladado al sanatorio Maurín de Barcelona. Tras su
recuperación, el 23 de junio, decidió salir del país junto a su esposa, Eileen O'Shaughnessy,
prometiendo ese famoso café en Huesca si volvía a España. Entre el mes de julio
y diciembre de ese mismo año escribió su famoso Homenaje
a Cataluña, que bien podría haber sido también un Homenaje a Aragón… Pero
supongo que lo vivido durante los Hechos
de Mayo, en uno de sus permisos a Barcelona, dejó a Orwell una deuda
literaria con los catalanes. No regresó nunca y no tuvo lugar ya ese
café.
Recuperé todos estos hechos con mi visita a la exposición “Orwell
toma café en Huesca”. Retrospectiva de su estancia en el cerco oscense y de sus idas y venidas a Catalunya. Múltiples documentos del escritor mezclados con
datos y material original de esos años en la zona aragonesa. A una la remueven
y hacen que recupere parte de su pasado. Mi abuela dejó el Pirineo al comienzo
de la guerra para ir a Barcelona. Allí empezó a trabajar como parte del
servicio de una familia adinerada. Mi abuelo, con el que ya festejaba, se quedó
en el frente. El mismo frente que compartieron Orwell, Capa, Browne, Cornford u
Horna. Tal vez a su lado. Esas trincheras albergaron momentos inolvidables en
la vida del Joaquín que todos conocimos, instantáneas imposibles de borrar,
cicatrices que nunca acabaron de cerrarse. Igual que el escritor fue herido y
trasladado a Barcelona. Puede que compartieran vagón hospital hasta la ciudad
condal, quién sabe. Quizá mi abuelo nunca me contó, nunca le pregunté, y sabía
tantas cosas… Una vez recuperado fue en busca de mi abuela y, aún sin terminar
la contienda, decidieron casarse en Barcelona, antes de regresar al Pirineo ya
en tiempos de paz.
Puede que a la vuelta, si Orwell también lo hubiera hecho, hubieran hecho
ese café en Huesca. Tal vez. Nunca sabremos si coincidieron las fechas en la
misma zona, si vivieron parte de ese terror a pocos metros uno del otro. Quedará
en la oscuridad porque no llega a la memoria lo que nunca ha sido transmitido. Yo
sí hice ese café en Huesca recordando a mi abuelo a cada paso y llevándolo
conmigo. Como decía Orwell “Los mitos que son creídos tienden a
convertirse en verdaderos”, nos creeremos pues que compartieron cielo.
Ostres no savia q aquesta gent haguessin estat aquí durant la guerra. L'exposició deu ser interessant segur
ResponderEliminarHi ha tantes coses que desconeixem!!! Gràcies per passar, sembla que escrigui per tuuuuuu i m'encanta!!! Demà més!
EliminarEn octubre viajé a Budapest y estuve en el museo de Capa. Impresionantes sus fotografías, en general, pero las de la Guerra Civil... me arrancaron las lágrimas...
ResponderEliminarImpresionante debió ser segurooooo!!! Gracias por compartirlo conmigo ;) Un beso enorme.
EliminarPues sí, un café en Huesca...
ResponderEliminarhttp://www.jotdown.es/2013/06/un-cafe-en-huesca/