“Me gusta entender la vida así, cosida por un hilo invisible que entrelaza
relaciones caprichosas pero posibles, no forzadas por fantasías a las que tan
aficionados son algunos literatos sino basadas en coincidencias reales.”
Elvira Lindo. Noches sin dormir (Seix Barral 2015)
Como decía la escritora en su diario desde Nueva York la vida es eso: un ir
y venir de coincidencias que nos van aportando nuevas relaciones, conexiones,
recuerdos duraderos y ataduras en el aire que aun sin saber cómo quedaran con
nosotros para siempre. Eso es también el swapetines.
Así Graciela se ha
convertido en esa nueva tejedora en mi vida cosida por un hilo invisible.
El intercambio se convierte en un diario personal en el que durante dos
meses relatas el día a día de tus avances, lo compartes con la persona asignada
y esta se convierte en esa relación caprichosa del destino. Sí, es como
escribir un diario. Siempre he escrito el mío, a temporadas cierto, porque hay
épocas en las que mejor dejarlo dentro, centrifugarlo y no escribir lo que no
quiere ser leído. Desde niña me ha encantado leer esos diarios novelados que
tanto se asemejan a los que podemos escribir nosotros, salvando las distancias.
Narraciones simples y sinceras de la rutina, de la cotidianidad más verdadera,
de los sentimientos que emergen con las pequeñas cosas que nos ocurren y que
analizamos en esas páginas como grandes descubrimientos. Un olor que nos
sorprende, una frase que nos regalan, una mirada furtiva que cazamos posada en
nuestros ojos.
Entre mis últimos diarios está el de Lindo, explicando su vuelta a casa
tras su estancia en Nueva York. Sus últimos meses allí transcritos de la manera
más embriagadora posible. No me creería que alguien lea Noches
sin dormir y no se despierte en él un deseo irrefrenable de ir a la
ciudad de los rascacielos. Tanto me gustó que conseguí hace pocas semanas la
primera parte. Curioso ha sido que justo el anterior con el que me deleité
fuera el Diario
de Juventud de Zenobia Camprubí, también en Nueva York. Día a día
escribiendo del olor de las flores hasta la ropa por doblar. Como nosotras
pasada a pasada del elástico al talón.
Graciela ha sido mi sorprendedora. Me ha cuidado durante estos meses y ha escrito
con ese hilo invisible un diario Swapetines precioso. Los calcetines tejidos
impecablemente son una delicia. Patrón de rombos que demuestra que me ha
estudiado bien, sabiendo que son mi predilección en el tejido. Una lana
maravillosa de Rowan, unas agujas Simphonie, una taza gatuna, una libreta de
labores, manjares asturianos… y más. Agradecida
es poco y feliz y risueña que me ha dejado esta tejedora. Por eso digo que cada
edición trae consigo a alguien para siempre, cose ese hilo indestructible que
te hará decir: Sí, fue mi swapetina.
Edición terminada como quien acaba un diario y debe empezar otro. Con fecha
distinta, con destino cambiado, nuevos aires, sentimientos encontrados y personas
a las que integrar en ese entramado de relaciones. No dejar de
compartir lo vivido y lo hilado, de tejer para sorprender y de agradecer a Graciela su
generosidad y a Pilar su ilusión. Y escribirlo siempre. Como decía Lindo: “Nunca he dejado de escribir. Es un consuelo, un
vicio, una manía, la única manera que conozco de ordenar el pensamiento. Es
como rezar. Es un oficio.”
A per el seguent diari!
ResponderEliminarI taaaaant! I que tu el puguis llegir! muà!
Eliminarpreciosos!
ResponderEliminardisfrutalos mientras lee y tejer con la compañera de 4 patitas
Graciaaaaas!!! La verdad es que son una maravilla. Un abrazo!
EliminarQue requetebonitos que son. Y ademas muy tu. Me chiflan!!!
ResponderEliminarEl libro de Elvira Lindo me gusto también un montón, aunque en mi caso quizás me trasmitió un poco esa sensación de soledad que se tiene cuando estas lejos de casa y en una ciudad tan grande. Supongo que a cada uno se queda con algo distinto.
Un besote
Siiiií son preciosos, la verdad que sí. Es genial como cada libro cala en las personas de manera distinta, siendo importante pero por razones diferentes. Nos quedamos con él. Besoooos
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