En 2004 fue Premio Planeta un libro que empezaba
con una canción de Los Secretos, Soy como dos. Eva le
explicaba a su hija recién nacida, a partir de su contradicción a los 15 años
con este grupo, de dónde venía, su familia, el futuro, el paso del tiempo y
cómo se sentía una doble persona con ella. Milagro
en equilibrio de Lucía Etxebarría fue el primer libro de esta autora
que cayó en mis manos. A mis 23 descubrí cómo Lucía era capaz de escribir a
Amanda, de explicarle los errores de sus padres y su lucha por contradecir esa
herencia irrevocable al fracaso que le auguraban. Recuerdo perfectamente el
último párrafo del libro, como si lo hubiera leído ayer y ya hace 13 años. Una
magnífica declaración de intenciones, de reconocimiento del camino hacia la
crianza, de reflexión sobre el ejemplo vivido, una batalla constante por superar el modelo recibido. Desde ese libro no dejé de leer a
Extebarría. En mi biblioteca están todos sus títulos, uno tras otro, porque sé
que ella llega donde no lo hacen otros, dice lo que la mayoría no se atreve. La
emoción, el sentimiento, el desgarro en palabras, el arrepentimiento, la
pasión, la intensidad; la definen. Por todo eso la leo, sin dudarlo.
Siempre me ha interesado la temática madre-hija porque la considero una de
las relaciones más difíciles. Me gusta ver cómo las escritoras relatan sus
vivencias y se acercan tanto, tantísimo, a las mías, y supongo que al resto de
hijas. Lectura como hija, claro está, y no como madre. Si debo elegir títulos
me quedo con otros dos. Con
mi madre de Soledad Puértolas (2001) y También
esto pasará de Milena Busquets (2015). Ambas relatan la despedida de sus
madres. La vida tras el adiós, el derrumbe, aunque la muerte esté anunciada,
pero que siempre nos coge por sorpresa. El aprender a vivir sin ella, el
recordarla y saborear de memoria sus palabras. La primera se centra en
reconstruir el recuerdo, en dejar escrito el legado de cada momento a su lado.
Su propósito de resistir en la vida. La segunda es más un vivir en el después,
porque es más fácil mantener las distancias de los vivos que de los muertos.
Blanca, apasionada por la vida, por entregarse a amar sin prohibiciones. Por vivir y
dejarse llevar por las calles de Cadaqués, porque su cuerpo, su corazón y su
intensidad son suyas. Un después nostálgico pero cargado de deseo, el ímpetu de no
perder ni un minuto. Todo pasa, dicen, aunque ya nunca vuelva a ser mirada por sus
ojos.
A lo largo de la historia son múltiples, y recurrentes, los títulos
dedicados a las familias. A los intríngulis de esas relaciones obligatorias para
con los ascendientes y los descendientes, en el caso de haberlos. Revisad
vuestras librerías mentales y recuperaréis seguro numerosas historias entre
padres e hijos, entre hermanos, familias enteras. Y es que esas relaciones que
no podemos escoger suelen ser las que más quebraderos de cabeza nos dan. Parece
que debamos, siempre, obligarnos a solucionar relaciones rotas. No debemos. Me
vienen a la mente, así a bote pronto, los abuelos de Dos letters de Atxaga o La
sonrisa etrusca de Sampedro. ¿Por qué obligarse a la incomodidad del “ser”?
Reseguid vuestras lecturas, pasead por vuestras relaciones…
Esta relectura maternal ha sido causada por el nacimiento de Marcel. Ya
tenemos aquí al pequeño de Elena. Para él tejí este peto a partir del patrón
de Creativa Atelier y con lana Sur de Lanas Stop. Porque él todavía no sabe
de qué va esto de la vida. Que los hilos van y vienen, se entremezclan, tejen
historias. Una vida tejida al lado de su madre. Un ir y venir de aventuras, de
recuerdos que contaremos con nuestro cuenta vueltas de tejedoras y ahí
estaremos para verlo crecer. Para comprobar cómo se cumple el equilibrio desde la
salida hasta la meta. Benvingut, Marcel.
Un regalito super especial per al Marcel! Es una robeta tant amoroseta com és ell!
ResponderEliminarGracies Esther!!!!!!
De res, bonica. Massa poc per tot el què us mereixeu! Muà!
EliminarPero q reprecioós!!! M'encanta Esther!!!
ResponderEliminarGràciessssss!!!!!! Gairebé no arribooooo hihiiiii Contrarreloj total aiiixxxxx muà!
Eliminar