Fernando
Guzmán Simón escribió que las revistas literarias nacen como un compromiso
con la literatura. Surgen como un texto polifónico construido a partir de la
relación y el diálogo de numerosos textos. Lo dijo en su estudio Las revistas literarias andaluzas de la
transición, magnífico análisis sobre cómo se unieron diversidad de
conjuntos literarios y crearon estos recuerdos impresos de una generación.
Cuando una lee revistas literarias, propiamente, disfruta a la vez que aprende
a valorar esa armonía existente entre las diferentes composiciones. Cómo dentro
de una misma encuadernación conviven letras tan variopintas pero que terminan
creando un conjunto que una vez leído deja tan buen sabor de boca. Leyendo
revistas como Litoral, Años
Diez, Quimera o La Galla Ciencia, una
valora la disposición de los textos, el valor de las imágenes, la importancia
de la diversidad, de la presentación, de la letra bien escrita, del cariño con
el que se rellena página tras página.
El contexto no es el mismo. No se trata de una revista literaria, pero sí de una conjunción de distintas voces que comparten, o han compartido, un espacio común: el mismo instituto. Un año más nace Màrius. La revista que recopila un curso de vivencias, de esfuerzos, imágenes que sirven como diario anual de lo vivido. Páginas en las que se mezclan visiones de presente, vueltas al pasado, escritores de distintas edades con discursos de lo más variados. De ahí la polifonía, la combinación simultanea de variedad de textos que hacen posible esta publicación.
Ilustración: Xavi Riba. |
Este año, más que nunca, han sido unas páginas colaborativas. Los alumnos las han hecho suyas aportando, uno a uno, su granito de arena tras
las actividades ocurridas en el centro, los sentimientos generados en sus
pasillos, las ilusiones en los mismos metros cuadrados. Ha sido una búsqueda
constante de momentos. Ellos, tras las persecuciones pertinentes, han hecho reales
las casi doscientas páginas impresas.
Cuando recupero la revista de mis años de instituto, descolorida, amarillenta
ya, en forma de periódico o de suplemento; me doy cuenta del paso del tiempo.
Eso me hace pensar que estos chicos, en unos años, regresarán a Màrius y
pasarán sus hojas. Revivirán esas visitas de poetas, esos festivales literarios,
las actividades en el patio… Textos que ellos mismos escribieron en su
adolescencia, ilustraciones que tal vez, con el paso de los años, mejoren o varíen
y les hagan sonreír recuperando las de sus 16. Entonces una se dice que
por eso existe esta revista, que por eso debe luchar e invertir miles de horas,
perseguir a tanta gente, hacerse pesada. Compartir nervios, revisar, revisar y
revisar, intentar que tengan su columna. Porque querrán volver a esa etapa,
como queremos nosotros, y tener en sus manos esos años mágicos de pasillos en
azul y en amarillo. Porque las fotos guardadas en el móvil no les serán suficientes
para desempolvar lo que allí vivieron. Necesitarán la voz escrita, la suya y
las de sus compañeros, y esa voz queda aquí contenida. Por todo ello el
esfuerzo, porque merecen que ese regreso quede en el papel. Tal vez, ahora no se
den cuenta de dicha necesidad, pero pasados veinte años volverán. Va por
vosotros, por vuestra vuelta. Por el diálogo que ahora creáis y que en el
futuro desearéis recuperar. Gracias.
Es una revista espectacular! Esperem la nostra còpia!!!!😘
ResponderEliminarGràcies, bonica! Que la Rose en demani una altra o em busqui i sinó ja te la passaré jo!!!! muà!
EliminarOk li dic pero nomes hi anirà el dia les notes
EliminarEnhorabuena Esther. Desde luego es una preciosidad. Y además tiene mucho merito. Me parece un regalo en todo los sentidos a los alumnos. Y no solo por tener un recuerdo, si no por la experiencia que condensa. Un suerte que tengan profesores tan estimulantes
ResponderEliminarGracias!!!!! Lo cierto es que es una experencia condensada para ellos y también para mí. Todos nos lo llevamos para casa ;) Un abrazo.
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