“Hay que tener los ojos
muy abiertos para ver las cosas como son; aun más abiertos para verlas otras de
lo que son; más abiertos todavía para verlas mejores de lo que son. Yo os
aconsejo la visión vigilante, porque vuestra misión es ver e imaginar
despiertos, y que no pidáis al sueño sino reposo.”
Juan
de Mairena. Sentencias, donaires, apuntes y recuerdos de un profesor apócrifo
(Antonio Machado)
Fachada Centre Pompidou de Málaga. Enero 2018. |
En muchas ocasiones nos
sobrepone nuestro apócrifo, el profesor que sale de nosotros como creyendo que
tiene en la mano, solo él, las enseñanzas certeras ante esas miradas
ilusionadas e ilusionantes que nos vigilan. Uno deja que ese impostor hable por
él, dé la mano, guie y aconseje. A veces nos supera el personaje, como pudo
hacer en su momento Juan de Mairena con Machado,
El Quijote con Cervantes
o Álvaro de Campos con Pessoa.
Ellos dejaron que la ficción se codeara con el yo real, ellos hicieron que fuera
una pugna constante la del personaje con los únicos y verdaderos. Tal vez también
nos ocurra a nosotros, profesores humildes que ya sin alumnos necesitamos
liberarnos del suplantador y buscar quien entonces nos oriente a nosotros.
Pintamos hasta el cielo
de colores; hablamos de la superación personal, del camino del aprendizaje, de
lo importante de la investigación constante, de lo bueno que es relacionarse,
avanzar… Desde la mirada del que ha vivido, un poquito más, desde la esperanza
de que ellos, aún a tiempo, triunfen, desplieguen alas y se vayan lejos. Tras las
instrucciones, volvemos a ser nosotros. Vemos igualmente el color en el cielo,
hasta lo pintamos con los tonos más llamativos para que ellos vean lo que
queremos que vean, desde nuestro “otro” que es la forma de mirar a los demás
buscando la verdad, la que tanto ansiaba Machado.
Reflejos del Centre Pompidou de Málaga. Enero 2018 |
Estos días, bajo el cielo
azul de los poetas, rodeada de jóvenes con la inquietud de mejorar y seguir el
camino que los hiciera grandes; una se ha dado cuenta de la importancia que tienen
sus pasos aunque no sea nadie. De la labor que hace día a día y de la
inspiración que pueden suponer sus palabras. El recomendar que sueñen con los
ojos abiertos hace posible que luchen, el decirles que el sueño sea solo reposo
porque pueden hacerlo todo despiertos. Todo ello hace que los colores que hemos
utilizado para pintar el cielo se reflejen en el suelo, creen luces nuevas, y
ya serán otros tonos los que lleguen a ellos verdaderamente, pasando sus
filtros y haciéndoles pensar. Recordando la premisa de Mairena que pensar no es lo mismo que haber leído; sino consecuencia, en realidad, de
haberlo vivido.
Andalucía tiene un cielo
distinto, puede que sea la combinación de su azul con los naranjos la que le
regale esa luz; pero ha sido allí, en mis primeros pasos en el sur, donde he
visto que no hay que dejar de avanzar. Ya no por lo que pudimos llegar a ser y
no somos. Sino que hay que seguir construyendo a ese apócrifo que cada día va a
clase; hay que darle forma, moldearlo, iluminarlo de colores, porque ese
personaje no deja de ser más que el reflejo de nosotros mismos.
Alcazaba. Teatro Romano de Málaga. Enero 2018 |
Fa tants anys que vull viatjar a Andalucía a veure aquells cels diferents com dius tu! Ains algún dia Segur!
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