Me fascina entrelazar historias, unir personajes, descubrir
cómo antes de conocerse coincidieron en algún lugar. Ya compartieron
espacio, compañía, intereses. Me provoca emoción, a la vez que me inquieta, ese
juego del destino. Cuando me ha ocurrido a mí, ha sido para que esa persona se
convierta en alguien especial, siempre. Porque años ha compartimos aire para
respirar, tal vez ya nos rozamos o nos disculpamos por un empujón o saludamos a quiénes acompañábamos… sin saber que tiempo después tendríamos un
recuerdo común sin estar juntos. Sin llegar a pensar cómo habría cambiado el
rumbo de nuestras vidas de haber hablado ya en ese primer suelo compartido.
Por eso salto de biografía en biografía, sobre todo de la
época Surrealista. Porque coincidieron en un mismo salón parisino, sin
conocerse, y luego fueron figuras inseparables. Es magnífico leer, por ejemplo,
listados de asistentes a un acto donde dos de ellos todavía no eran nada uno
para el otro. Terminar descubriendo que esas dos personas fueron luego ombligo
de sus mundos respectivos. Estirar de esos hilos me hace vivir sus historias
con mayor intensidad.
Leer La
intrusa: retrato íntimo de Gala Dalí de Monika Zgustova me llevó
a eso. Ante todo descubrir el lado menos conocido de Elena Ivanovna Diakonova,
pero sobre todo unir esos lazos misteriosos con los protagonistas del
Surrealismo y con las poetas rusas con las que convivió y a las que leyó. A medida que amplio mis lecturas sobre el tema, puedo ir tejiendo un mapa
conceptual uniendo esos hilos, de uno a otro, como ya lo hacen las páginas
leídas.
Descubrir dichos vínculos me reafirma en la teoría de los
seis grados de separación. Esta hipótesis dice que cualquier persona puede
estar conectada con otra a través de una cadena de conocidos de no más de cinco
intermediarios. La lectura de la vida de Gala, junto a la visita a la magnífica
exposición comisariada
por Estrella de Diego en el MNAC, me hace ver que realmente pudiera cumplirse la
teoría. Recorrer sus pasillos y conectar a la maga rusa con André Breton,
Valentine Hugo, Paul Éluard, Max Ernst, Salvador Dalí… todos conocidos con
anterioridad, todos receptores de los filtros inspiradores de la misma persona.
Me obliga a generar mapas, a trazar líneas, a no soltar el hilo.
Catálogo MNAC de Estrella de Diego, Gala Salvador Dalí - Una habitación propia en Púbol.
Zgustova, Monika. La intrusa. Retrato íntimo de Gala Dalí.
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Nada pasa por casualidad, el azar no existe, todo ocurre por
algún motivo. Las personas que aparecen en nuestras vidas no son esas porque
sí, lo son porque son parte de nuestro entramado, lo son porque son uno de esos
cinco, lo son porque escriben capítulos de nuestra historia sin los que aparecerían
páginas en blanco. Gala nunca permitiría una página en blanco, nosotros
tampoco. No dejéis escapar a los que aparezcan, dejad que escriban, y más si
compartisteis escenario mucho antes de conoceros.
Gala y Paul Éluard. |
Fotografías realizadas por mí a ambas publicaciones.
Res es casualitat !
ResponderEliminarAixò mai!!!
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