Hace años me dijeron que
no había suficiente con querer. Que el amor no lo era todo, afirmaron. Si
hubiera leído a Vilariño
en aquel momento se hubiera confirmado mi firmeza de que sí valía. Pero no la
leí entonces.
Se enamoró de Onetti
en una sola noche. “Me enamoré, me enamoré, me enamoré”, decía. Lo amó por
encima de todo. De los años, de las pérdidas, de los silencios, de las mujeres.
De la soledad que él le administraba. Del dolor, “conocía la manera de
retorcerme el corazón”. Pero ella siempre regresaba. Él aseguraba que "eso" no era amor, sino, tan solo, una historia literaria. Cómo
podía decir algo semejante con todo lo que la poeta escribió de él y para él, se pregunta
una y se repite la afirmación con la que ha empezado.
Lo amó de manera
incondicional, apasionada y leal. Como él decía:
“cuando una mujer se siente amada se entrega como una niña y es feliz como una
niña.” Y se entregó más de cuarenta años. Aunque hubieran otros hombres, otra
vida, otras rutinas. Existieron veranos “ y me deja / ahí deshecha / amor /
sola ahí / tu abandono.” Le pidió limosna “abre la mano y dame/ la sucia
sucia miga / como si el dios si el viento / si la mano que abre / que distrae
el destino / nos concediera un día.” Le bastaba con que fuera testigo, juez y
Dios “alcanza con que estés / en el mundo”.
La vida seguía y crearon una relación epistolar mientras no se disfrutaban en viva piel. Como dejó caer entrelíneas el escritor, en Los adioses, “… apretando la carta con aprensión y necesidad de confianza, como si le fuera imposible prever la forma, el dolor y las consecuencias de sus heridas.” La vida seguía.
La vida seguía y crearon una relación epistolar mientras no se disfrutaban en viva piel. Como dejó caer entrelíneas el escritor, en Los adioses, “… apretando la carta con aprensión y necesidad de confianza, como si le fuera imposible prever la forma, el dolor y las consecuencias de sus heridas.” La vida seguía.
Sitges, octubre '18. |
Idea
Vilariño tenía conciencia de la realidad, aunque el amor sí fuera
suficiente. El amor poderoso ante cualquier vivencia, como un credo, una
misión, un anhelo. Se llamaba a ella misma ansianhelante. Pura intensidad para
desear, amar y esperar, sobre todo esperar. “Te estoy llamando / amor / como al
destino / como al sueño / a la paz / te estoy llamando / con la voz / con el
cuerpo / con la vida / con todo lo que tengo / y que no tengo / con
desesperación / con sed / con llanto / como si fueras aire / y yo me ahogara /
como si fueras luz / y me muriera.” Idea: entrega, carne, sangre y lágrimas.
Le dijo adiós en innumerables
ocasiones. Como si fuera un huésped “No sos mío/ no estás en mi vida / a mi
lado /…/ ni vivís para mí.” Decidió que Ya no, “No me abrazarás
nunca / como esa noche / nunca. / No volveré a tocarte. / No te veré morir.”
Pero aun así sabía que seguiría esperando, “ven / o no vengas / yo / me estoy
aquí / esperando.” Reconociendo y “pensando no pensando / en tu amor / en la vida /
en la soledad que es / única certidumbre.” Porque sabía que ese era el amor de
verdad, el amor de su vida.
Aunque Onetti pusiera un océano de por medio. Aunque dictaminara los silencios. Aunque echara el
insecticida anti-taladro, para acabar con la oruga verde del geranio, aunque
luchara para que no se comiera sus hojas; la oruga resurgiría, siempre, siendo simplemente oruga o mariposa. Porque no se puede luchar contra ese
hambre. Porque Vilariño fue incondicional. Porque a mí me dijeron que con el
amor no bastaba, pero sí bastaba. Me dijeron que con el amor no bastaba y se
fueron. También se fueron, Idea.
Idea decía que no es lo mismo el silencio con mar que sin mar. Sitges, octubre '18. |
Últimamente, escucho mucho hablar de esta poeta, Idea Vilariño, no sé si por una efeméride o algo. Una poeta a la que, reconozco, no conocía... así que tampoco sabía nada de esta historia suya con Onetti.
ResponderEliminarGracias por esta entrada, nunca te acostarás sin aprender algo nuevo :)
¡Saludos!
Totalmente recomendada su lectura. Yo tampoco la había leído y ahora me acompañará siempre. Un abrazo.
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