Echamos de menos un olor
que nos devuelva lo poco alegre de la niñez. Echamos de menos el sonido de una
risa, una sonrisa cómplice cuando nos duelen hasta los ojos de llorar. Echamos
de menos la dureza en los dedos de tanto pintar con los alpino, los
buenos días que auguren que todo va a ir bien. Echamos de menos que nos arrope
un mensaje antes de ir a dormir, que llueva y nos pille en sandalias, hartarnos
de cerezas y no cenar. Mirar esas manos de las que conocemos los gestos con
exactitud, con la meticulosidad que lo reproducirían nuestros ojos cerrados.
Nos puede la morriña.
Parece que el vivir sea para crear momentos que echar en falta. Tal vez
necesitamos de ellos para saber que fueron de verdad, que amamos con todas las
fuerzas entonces y que otro tiempo vendrá distinto a este, como decía Ángel
González. Sabemos que igual no regresará. Se podrá parecer, pero será otro.
De ahí la mirada ausente, perdida. La mirada que hurga por lo que no vuelve. De ahí la necesidad urgente, vital, la prisa por memorizar porque luego vendrá distinto.
Lagoa do Fogo, São Miguel - Azores. 14 agosto '19 |
En mi viaje a las Azores sentí esa añoranza más que nunca. La vista clavada en el no-final de sus paisajes me hacía anhelar unos ojos concretos que vieran lo que yo. Que no se perdieran la inmensidad de ese cielo, distinto a este también, y que alcanzaran mi mano para verlo todo. Sentí esa saudade en cada kilómetro recorrido. Pura melancolía, nostalgia aumentada a la que es habitual en mí. Unas ganas locas de llorar, de no querer irme pero, a la vez, echar de menos algo que no estaba. Algo que no estaría desde el momento en que me fuera.
¿Cómo podía echar de menos algo nuevo para mí? Lo que sentía era una angustia por no poder llevarlo conmigo, por no poder guardar todo aquel sentimiento en la maleta. ¿Cómo se dice esto que no perdura? Que decía Roberto Bolaño, afirmando que ni el paraíso perduraba. Y ya se preguntaba Ben Clark en La Fiera. "¿Cómo se dice esto que nos falta, / ahora mismo, / mañana, esto que falta y siempre falta / un día antes, en otro sitio, en otra / habitación.” ¿Cómo se le llama a eso, Ben?
Anhelamos primeros
momentos. Volver a leer un libro por primera vez, ¡eso no se repite! La emoción de no dejar el lápiz, de cazar las mejores frases al paso de tus ojos, al primer paso de tus ojos, las lágrimas por el descubrimiento, el no querer que termine. Quizá por eso el nombre
del club, para
tener siempre presente la añoranza de la primera vez. Porque también se echa de
menos lo ya leído, porque releer no es lo mismo. Porque, ya lo afirmaba Sara Herrera Peralta, “… en la vida,
/ como en la guerra, / no hay nada que dé más miedo / que aquello que ya no
vuelve.” Nos debe dar miedo esa añoranza. Es una pérdida, una despedida para
siempre, un anhelo, una morriña. Saudade.
Logo: Xavi Riba. |
Cuánta razón. A veces me sorprendo a mí mismo buscando emoción, una emoción como la de la primera vez de algo… que obviamente, no puedo volver a encontrar. Pero la busco inconscientemente.
ResponderEliminarEspero que tengas un buena temporada lectora en el club de lectura. Yo hace años que no participo en ninguno, y los echo de menos. Sobre todo, por la sorpresa de descubrir lecturas que de otra manera no hubiera descubierto. Libros que sé que jamás hubiera cogido de un estante, que no me hubieran atraído, y a veces te llevas una grata sorpresa.
Un abrazo.
Siempre buscando lo que ya no está... no tenemos remedio. Puedes participar en el nuestro, ni que sea a distancia ;) por instagram intentaremos teneros al día. Un abrazo y gracias, infinitas gracias, por tu lectura.
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