Aguantar el miedo lo más posible. Cuando leí esto en La azotea de Fernanda Trías me dije que yo lo había hecho en muchas ocasiones, como su protagonista. Recordé muchas de ellas bajo el edredón, como si, cuanto más tarde saliera, menos grave fuera la onda expansiva. La explosión llegaba igual. El miedo solo se retiene, solo eso. Ahora aguantamos el miedo, la soledad, la angustia, la tristeza, la añoranza.
¿Se nos pregunta con
quién deseamos confinarnos? ¿Quién nos hará falta en el encierro? ¿Qué voz será
clave para nuestra estabilidad? ¿Qué sonrisa, qué risa, para nuestra
supervivencia? No. A una le cierran la puerta y le prohíben salir. Le dicen que cada cual está con los suyos. Con los suyos. ¿Quién delimita
el círculo? ¿Cómo se aprende a desistir de la necesidad? Idea
Vilariño se definía diciendo “siempre convivieron en mí la capacidad de
hacer cosas, el amor por vivir y por hacer, y el desistimiento”. El
desistimiento. Qué cruda lucidez. Ella que aprendió a “no tener”, nos recuerda
que debemos desistir para sobrellevar lo que se nos viene encima. Aguantar el
miedo, desistir.
Siguen floreciendo. 14 de marzo de 2020. |
Estos días me repito
mucho una frase de Joaquín Araujo, “que
la vida te atalante”. Atalantar: cuidar, calmar, tranquilizar, proteger. Ser capaces
de mimar a nuestras cabecitas, de no naufragar. Acunar las horas, gritar para
que nos escuchen los que de verdad necesitamos, desahogarnos y desnudar el
corazón. Louise
Glück escribió que “a veces un hombre o una mujer imponen su desesperación, /
a una persona, a eso lo llaman / alternativamente desnudar el corazón, o
desnudar el alma.” Supongo que para que la vida nos atalante, ante la
desesperación, debemos desnudarnos. La valentía debe liderar el aislamiento. La
sinceridad debe alejarse del borrador, ser de verdad.
Podemos quejarnos,
podemos llorar, podemos echar de menos. Con megáfono y neón. Debemos. Eso no
supone rendirse, no del todo. Porque sabemos, como dijo Ben
Clark, que contra todo florecen los almendros. Que la luna volverá a vivir
su ciclo, que la primavera llegará igual, aunque nos encuentre en pijama.
Sabemos que habrá casas monopolicen las risas, tal vez nos dediquen alguna
de ellas. Sabemos que los geranios florecerán, confiamos como lo hicimos ante el ataque del gusano. Y lo sabemos porque no nos queda
otra. La bailarina alemana Pina Bausch declaró
en su día “bailen, bailen, o estamos perdidos”. Bailemos. Añadamos el baile a
nuestra receta. Aguantar el miedo, desistir, atalantar, desnudar el corazón y
bailar. ¿Y tú, bailas conmigo?
**Actualizado la noche del 3r día de confiamiento. En la película The farewell, hablan de un proverbio chino que dice que la enfermedad no te mata, te mata el miedo a la enfermedad. Aguantad el miedo lo más posible. Aguantadlo.
**Actualizado la noche del 3r día de confiamiento. En la película The farewell, hablan de un proverbio chino que dice que la enfermedad no te mata, te mata el miedo a la enfermedad. Aguantad el miedo lo más posible. Aguantadlo.
tambien la ignorancia.como fue en epocas del sida
ResponderEliminarparece que solo aprendemos ante la catástrofe...
EliminarEsperem no perdre la poca cordura que ens queda...Jo ja tinc el meu kit de supervivència a punt...documentals i llibres. :)
ResponderEliminarel refugi ens ajudarà, segur! llegeix molt!!
EliminarEstàs bé?
ResponderEliminarNecesitem molt atalentar-nos aquests dies!
ResponderEliminarJo t'atalantaré tot el que puguiiiiii ;)
EliminarVisca!!!
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